“Procuro decir lo que siento/sin pensar en que lo
siento/procuro arrimar las palabras a la idea/y no necesitar de un pasillo del
pensamiento a las palabras”
Fernando Pessoa
I
Mi hermana presa de un cansancio insoportable sugiere que
escriba sobre pulpos. Escucho su voz mareada en el teléfono” ¿Tienes tema
libre?” Si, siempre el absurdo libre de cada semana rodea mis dedos aunados en
una suerte de tribulación perpetua. Las palabras cuentan como se construyen
ciertos edificios desde los escombros, aún después del derrumbe, siendo uno
inclusive el volcán y su erupción, sobre todo el fuego que no perdona ni las
valiosas ruinas que se han mantenido durante siglos de pie, ellas pueden ayudar
a resistir la amenaza bestial de un naufragio inminente. “Pulpos y medusas,
dice.”
Sucede que el agua, el fuego, el aire y la tierra en un
lugar se juntan, como la maldad y la bondad, la locura y la cordura, el amor y
el odio y se apropian de un lenguaje poderoso y temible de belleza
insoportable. De pie sobre las medusas en la playa que ahora arde, la piel
esperando el viento que logre devolver el vigor que tienen los niños que
dibujan arcoíris aun cuando se desatan sin clemencia temporales, parece que no
va a terminar nunca de llover, asoman extrañas criaturas viscerales, se
disparan, la cabeza del pulpo crece con excrementos redentores, los niños no
ven la oscuridad que en la comedia agita el telón que ha de bajarse para que la
tragedia derrame sus carcajadas agudas, de esas que nos sanan por un rato y que
nos llevan a pensar por un tiempo, que puede ser breve, pero sin duda,
necesario.
Aunque todo aparenta estar en paz, la guerra se desata en
todos los sitios siempre. Desoyendo el estallido, uno se tiende en la arena
comulgando con pentagramas, piensa en tomar un breve baño en la playa, la
música distiende, se da permiso para el goce que supone un breve impasse en el
torbellino imparable de los días.
II
En el rumor incesante de la guerra que no cesa,
crecen criaturas transparentes, despojadas de sí mismas, considerando que las
medusas hablan de algunas victorias como estar allí devueltas por la corriente,
sin embargo amenazantes, son hermanas de los pulpos o quizás se disparan de
ellos, tal vez por haberse conocido durante el extraño sueño que navega en los
seres que careciendo de corazón van a devorarnos sin aviso dejando llagas que
arden, ante otros que tienen corazones múltiples, verdaderamente inteligentes y
han de transformarse en un plato considerado exótico para un comensal no
invitado por nadie.
En la orilla de la playa las transparentes medusas
depositadas allí por una variedad interminable de factores que hablan de ríos,
bosques, extinción de especies, medusas que de pequeñas no han podido devorarse
los peces luna, las tortugas se han ido hambrienta, cargando el tiempo lejos,
lentamente, con sus caparazones de protección callada.
Espero que el sol desaparezca en el agua y me siento
extraña de espaldas a mi propia vida sin embargo tan en armonía con la arena
tibia y dulce, a resguardo de la alegoría de la sombra.
III
Recordar la mujer oscura que juraba haber envejecido a los
veinte años, no reconocer ya su voz de armarios antiguos, similar a un quejido
con aroma a despotismo agudo, verla meciéndose en una esquina acompañada del
sonido de una música en clave de soledad, jurando conocer hasta la memoria del
silencio de los dioses. Todo tenía nombre al final de sus manos de dedos
acusadores. En su sentencia de pacto con la muerte se oculta un temor a no
lograr la eternidad.
Ese oficio de trascendencia ejercido de manera sistemática
durante todo el tiempo de su vida aun estremecedoramente viva, empezaba a
convertirse en un desastre cognitivo que confundía espectros con veloces
criaturas las que solían desprenderse de
los libros, en frases que copiaba de modo incansable en papeles cuidados en
extremo. No le gustan gatos libres ronroneantes ni perros de ojos misteriosos.
Nunca la vi regar una planta. Alguna vez estudié su rostro sin que pudiera
percibirlo, a veces esbozos de ira, piedad nunca” la vida es cruel” repetía”
esa extraordinaria maravilla…”
Nunca conocí a nadie que despreciara tanto a los hombres.
“un género inferior…”, del mismo modo que la medusa epiléptica y su
inconsistencia pasajera podría ser conectada al pulpo de colores
relampagueantes, alguien podría haberla vinculado al feminismo pero nunca ha
dejado de llamar a la mujeres
“provocadoras e indecentes”, sugerirles la evaporación dentro de ellas, aconsejando el camino del
encuentro para que los gnomos de nauseosa investidura sean capaces de ejercer
el rol del paciente proveedor para las larvas seductoras que a su alrededor
proliferan.
Es una mujer inexplicable, no podría definirla ni con ríos
de metáforas audaces. Dudo que haya conocido el amor. “todo se destruye…”
balbucea entre gritos de sentencia aguda. Nunca pude ayudarla a nacer.
IV
En este día infinito el verano me parece un tiempo lejano
que no ha de retornar. Febrero, acaso la luna engaña, inmensa y misteriosa
sobre una casa olvidada que parece ocultarse detrás de la lengua diminuta de un
árbol agobiado por la luz.
Pienso en como describir la sustancia informe de las cosas.
Todas aguardan, mientras camino sobre las mudas, resbaladizas, carnívoras medusas.
Todas compañeras, incluso anencefálicas paradójicamente logran entender que me
ha devorado el dolor.
Si pudiera decir la palabra exacta…
La realidad tiene el propósito de desnudar la cobardía. Es
en esta hora que podría considerar mágica que el día termina, con murguistas
lúcidos sobre el estrado en que la fascinación por las horas y sus máscaras
alejan la angustia de otros días Nos han sacudido para ver más allá de nuestras
narices que lloran húmedas las lágrimas que los ojos resguardan de la explosión
de la tristeza más profunda.
Aunque existe una
conciencia de partícula ínfima en el orden del universo y sus cataratas de
ignominia hay quien declama su superioridad encumbrado en la nada de una vida
que huye.
No he cometido delito alguno. Traté de ser amada. Ensayé mi
propia desventura, no pretendí ir muy lejos, quise saber algo más sobre un
mundo que pudiera sobrevivir despojado de las cosas. “Aleja de mi todo lo que
pueda desnudarme” repetía.
Caminé varias veces de frente hacia mí. Los niños jugaban
con medusas que con un golpe de agua. Reían.
“Esa mujer se parecía a la palabra nunca…”
Le prometí un viaje fluvial. Iría dejando una estela de
pequeños planetas muertos tras de sí. Por primera vez en estos sitios de agonía
estaría rodeada de flores capaces de purificarla y veneraría en secreto. La vi
confusa dar vueltas como una bailarina a cuerda sobre la mano de mi padre. No
me reconoció.
V
Ella que nunca había logrado querer ese hombre ahora se
sentaba sobre su tumba, compungida y sollozante. Nunca la muerte de alguien le
había afectado tanto, permitiendo que la mente se desviara ante el perdón de
todos los que aterrados observaban una angustia dromedaria que carecía de
fundamento.
“Amo, luego soy”. Uno entiende que no puede entender,
escribe, vida absurda, siempre absurda remarca entre tentáculos dejando en
evidencia la pereza con la que atrapa las escasas vértebras de un pez que huye
entre los huecos de un color azul imposible.
Todo lo que se mantiene oculto nos
identifica.
"No he cometido delito alguno. Traté de ser amada. Ensayé mi propia desventura, no pretendí ir muy lejos, quise saber algo más sobre un mundo que pudiera sobrevivir despojado de las cosas. “Aleja de mi todo lo que pueda desnudarme” repetía.
ResponderEliminarCaminé varias veces de frente hacia mí. Los niños jugaban con medusas que con un golpe de agua. Reían." Me ha llegado, siempre llega tu voz a mí, hay algo que me une, no sé. Gracias, Laura, lo leí, pero como siempre, ahora es la segunda lectura, donde profundizo y me lleno de magia con lo tuyo.
Mil gracias
EliminarMe gusta, qué bien escribes lo que sientes, que magia en las palabras; es para algunos pocos que saben expresarlo. Bravo!!
ResponderEliminarEso de traducir emociones humanas...
EliminarLaura ! ...no podría decirte todo lo que me pasa cuando te leo. Una enorme fortuna en estos días difíciles. Sos maravillosa. Celebro con mucha fuerza que hayas podido recuperar el control de este espacio tuyo tan preciado. Abrazo con todo mi aprecio y cariño. Cecilia Guerra Camara
ResponderEliminarGracias Cecilia.El libro viajó para encontrarte.Tiempod duros.El primer oficio humano es la sobrevivencia.Abrazo
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