La tarde
cajón de luna en armario golpea mi pie desnudo
me aguarda reloj roto calle inquieta amigo nómade
preñada de jardín muevo la ropa siembra inútil
toda de barro oscuro
no puede nacer perdido entre quejidos de brillante súbito
contra la muerte.
Va todo el dinero rueda por el aire la moneda triste
se pone en desgarrón el mago lúcido
me dice ten presente que soy cual desvalido sueño esconde la tormenta
ciega va la conjura, ten la campana fiesta.
La tierra un gran calabozo
la vida un profundo sueño
el patio se marcha en sombra del bosque
confieso sin prudencia los apagados soles.
Hay perros en el parque, sangrando giratorios
criaturas absurdas con grandeza de nada
fotografía de todo, arbitraria.
Soy innegablemente inútil.
Descanso a ras del suelo con pájaros por las calles
carne, hueso, beso, prisa
ciudad grito
pueblo manda,
Finge la luz que me ignora
a través de la muralla.
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