
Nazira duerme con su enorme cabellera llena de estrellas desatada en el aire
escupiendo su preciosa alma como un cocktail de
afiebrados calamares
La expía de dolores, soledad y culpas que no tiene
Nazira no sabe que la vida es grande, generosa, única
y que es un milagro que solo se le ofrece a los valientes
No sabe que la noche no es sólo un camino de fantasmas y sonámbulos
que apenas se tropiezan con la luna
en una combustión ilógica de golpes y desgarradores gritos de sirena
Ella quiere frotarse la memoria con un párpado enmascarado de musgo
y cae en la carrera brutal en dónde no consigue ahogar sus penas
Nazira no sabe que la noche es también un rico sendero
en dónde crecen obstinados los capullitos de rosa
y los grillos convierten en música de hermosa languidez
las pisadas sangrientas que la llevan de regreso a su casa aunque no quiera
Nazira me deja sus palabras oscuras y tristes
como sus manos desparramadas y locas en la tierra
Su cuerpo es frágil, confuso, ilimitado
hermoso, digno, amable, como ella
La verdad, esa oscura verdad que la trae, aprendiz de mujer
con sus caracoles quebrados y los ojos asustados de su última muñeca
no es tan axiomática ni es un golpe de fuego en su nuca despierta de reina irrepetible
Nazira no es la imagen de una dulce palidez en gris
sobre el piso frío de una madrugada sin ella
No es el golpe brutal de un monstruo informe defensor de un perro famélico
que muerde ciego y sordo la escalera
Es
el sueño espasmódico de un pájaro infinito
unos pequeños pies
un pedido de auxilio al olor de brebaje de madera
la esperanza desnuda de visitar entera otro planeta
Nazira no sabe cuán hermosa es su alma de vida que se estrena
Y cuando abrió los ojos en una noche lluviosa de tanta soledad
con su despeinada cabellera abrigándole los sueños y las lágrimas
los ángeles le prestaban millones de alas para ella
Yo soy un poco sus ojos
sus lágrimas de dolor interminable
su pequeña figurita azotada sin más por los puños de la intolerancia que golpean
A mi me han expulsado ya también, mas de una vez
y me fui a llorar sin testigos por la impunidad gerente de las hienas
Que de estos días sólo quede un jirón de lo que ya no duela
que su piel se abra a una caricia capaz de amar su corazón
y libere sus horas de la ausencia de faros que no encuentra
Nazira no sabe cuán hermosa y cierta es su sonrisa
de mariposa aventurera.
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De "En la piel de un relámpago" (2002)
(Imagen: Emiliano Di Cavalcantti, Brasil)
Azarela García
ResponderEliminarPoesía o texto universal, doliente, verdadero