Sin novedad alguna
el alba se perdona con el mundo
despacio por el destino
a veces la bruma mira
huecos inequívocos
poderosos trenes con cadáveres oscuros
circulando hundidos entre nubes
de verdad muy ausentes
Al final estaba el mar rendido
como nunca giraba entre la frente y el pecho un sonido indescifrable
temblé y pusiste azúcar entre mis dedos
todos los sueños parecían inútiles
el mundo implacable
a lo mejor ascendías por los poros de la delicada muerte
salvando de verdad la soledad y el sol.
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