Atada al fuego entre lazos telegráficos
manos al sur cantando llenas de viento
mordiscos a la sombra lastimada ternura
puedo no tener pies,
vienes y te los robas.
Es entonces que camino temblando de poca nieve desnuda sobre las horas
abierta desde las ramas gravemente extracorpórea
persigo miento y declaro
confío sueño y aclaro
y entonces soy toda turbia.
Ahora calla, sólo escucha
hay una pared, es grande
hay un puente y una sombra
un espadeado tormento, dos espejos no compasivos anónimos
desaseados resurgentes enemigos que nos nombran
Si
soy piel y soy aroma, un puñetazo de ruinas y un cabello
que camina por el cielo
diseminado de alondras
Dónde quedaron murallas
paz no tengo
ley decreto de tu boca
decime adiós, desistí
sello mi lengua de infamias
Guárdame despegada del rostro, así como me querés,
sin ser contenida en el alma
desenrrollá ese papel con deleite a luz del alba
Y si en silencio olvidaras el gemido de mis antiguas palabras
finalmente
me olvidaras.
daría mi libertad y los países del alma
la humedad de los pezones empapados en las sábanas
los huesos, señor, los huesos
y el misterio de la helada
ardería interminable
comería sin sigilo las puertas de la memoria
te mostraría los restos de las fulgurantes máscaras.
Aunque no sirva de nada.
* * *
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