Hay ocho grados ahora
la pasada semana a la salida de la Biblioteca
había una exposición latiente
sobre los desaparecidos
con extrañas fechas coincidentes con el nacimiento de mis hijos
en aquellas fotos, nunca grises, siempre vivas
Quise detenerme a mirarla pero no pude
mi madre esperaba en la calle con una urgencia oncológica
Una maravillosa canción de Pedro Guerra
vuelve mis palabras inútiles
y urjo por besar la cicatriz
exactamente allí donde la vida
se disparara un día
para adquirir misteriosa
eterna sobrevida
A la salida de la Biblioteca
dos calles mas abajo de la noche
había un hermoso lugar con peceras y espejos
la gente conversaba y compartía
miré con cara de mendigo diminuto
hice un comentario, creo
y descendí apurada la calle hacia el apartamento
donde esperaba mi hermana
con la televisión encendida
y algunos trozos de pollo del mediodía
que comí no sin dejo de culpa.
Hay que mentirse mucho para continuar aquí
todos solos
solos para siempre
llenos hasta el hartazgo de soledad.
* * *
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