El corazón escucha su latido
de piedra desacompasada
la pena le mira desde el fondo de su víscera estremecida
por un estampido feroz
por una terca esperanza.
Espera que voy por el corredor
espera que llevo en mi vientre un ciego derrotando la montaña
espera que tengo en el fondo de las órbitas
una mujer errada
verdugo de la felicidad
a mi pesar nombrada.
Vengo a decirte una frase pequeña
una cosa de nada
y a regalarte un frondoso ramillete
todo de rosas blindadas
* * *
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