No hay eternidad sin bocas en los senos
sin ojos en el muro respirable, sin llave en la puerta atravesada por el aire.
Sin tí no hay festejo plumaje de la sombra
ni brillos absortos en el fuego
no puedo con los árboles ni frutas
corro inmóvil por detrás del sueño
El invisible lazo que no dice es un himno de lenguas lloviendo
sobre los muslos verticales de luna
Deliciosa imágen de un verano destellos de noche
yo corriendo
mojada de luz
con anguilas en el tejado fugándome de la muerte.
Tú eras la sorpresa que abría las plazas con sus lámparas
habitable llamarada crema salmón plateado
eras bruma quejido fábula y estrella
placenta centelleante en vísceras amadas
glándula de los huesos hojarasca salvaje
una hermosa sonrisa en cinturas de nadie.
Repartías tu sangre.
Al comienzo canciones y luego calles amalgamadas
paseos en el desierto con los vientres en enjambre.
Tanto fuimos entonces que ahora un siempre adentro
cegándonos nos nace.
Laura Inés Martínez Coronel
Me parece maravillosa la poesía que bucea en los mares desconocidos, y tus poemas siempre están yendo más profundo, hacia parajes de extrañeza. Tus imágenes pintan emociones en el lienzo de la retina. Me llegó mucho este poema. Besos.
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