
Tarde de siesta,yo no dormía recostada a la pared de mi infancia
recuerdo el color de las abejas y el olor de la lluvia
mi madre cocinaba sopa de letras.
El pájaro de oro dormía entre mis manos-ese si que se aburría-
la niña era demasiado pequeña,caminaba en sus imágenes pero no leía
Mi madre era una mujer brillante y silenciosa
puso mis manos en el piano,la magia en el espejo,las alas en mis brazos
y toda la música
conoció mis primeros garabatos en poesía
llenó mi pasadizo de libros
Fue con ella que conocí las calles regadas por flores amarillas
el valor de la vida,el poder del tiempo
me enseñó a no pisar las mariposas
a reconocer jeroglíficos siniestros
me hacía preguntas al pasar los años
y mis respuestas eran sus mandamientos
Comencé a nacer el día que ella respiró el viento.
Hoy
sé
deshacer candados
besar sueños
proyectarme en cada niño de mi pueblo
tomar partido
celebrar la coherencia
quererme desde el nombre
celebrar lo grande y lo pequeño
Ella insiste en vivir en mi entraña de bosques nocturnos
respirarme por dentro
ser un jardín de inimaginables caracoles
su voz basta para destruir el miedo
En el corredor de las rosas
la he visto descubriendo los primeros colores de mi cuerpo
y guardando serena,apilando uno a uno mis amarillos cuadernos
Nunca tengo palabras para abrazar sus manos encendidas de cielo.
LIMC
Exquisito contenido, con un dulce aroma femenino (gracias a los designios inescrutables de la providencia he encontrado este pequeño gran oasis, con uberrimos frutos y diafanas aguas.)
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