en los pies las huellas de la manos, los corredores, después el sol
el vestigio de los ruidos, los agolpados asombrosos histriónicos gemidos
la escalera, el designio, el sol detrás, el último trazo
el enemigo súbito entre músculos grávidos
la nuca agitando las manos
tus besos quebrados en vértigo con caricias de miel y llamarada
el vientre convulso la tierra perfumada.
la tarde con gente en la hora siniestra con ausencia de tí
y un rígido atavío enfriándose lentamente
tú dices -no sabía que la muerte era así, primero tibia-
la mujer agitada espasmódica curva
todos los sonidos del plumaje del mundo ausentes al furioso dolor
-el mismo plumaje ausentes del furioso amor-
dice la niña pequeña-el abuelo duerme-
llama mi hija con el vientre vivo-mi hijo está contento hoy
se mueve entre burbujas de sangre, tiene los ojos cerrados-
feliz y triste, huída de luz e irrupción del fuego
el mar devora pergaminos construye libros azules
día impiadoso la tierra te contiene
hermoso día tengo la tierra entera
a veces no te amo mi amor indestructible
porque no tengo lágrimas a veces no te lloro
te vas
es por un breve cuerpo que se mece en el próximo agosto
regresas
con todos los muertos en tu nombre.
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