
Me queda una hora para el sordo susurro
empeñados fulgores pobre indignante lástima
cuerpo que se atreve a través de si mismo
combatiente vengado, primavera marchita.
Amo lo salvaje del universo esparcido
los clavados fusiles de la patria evasiva
la vejez del silencio, el cadáver del nido.
Al norte todo el humo gótica nebulosa
túneles de antropófagos, murciélagos dormidos
las manos que me viven desatan sus sonidos
en la ciénaga hostil en pozos ateridos
Aquí vivo.
Un escabroso rumbo me trajo hasta la voz de inútiles oídos
primero fui soñada por un árbol mojado
todo fue un maleficio
era pequeñísima, sin ojos, me perdía entre idiomas oscuros
después el espejismo
Amaba los rostros giratorios de la cólera
la lluvia, los ombligos, las redes cromosómicas
mi cuerpo era un arado sembrando las bacterias
la secreta esperanza se pagaba en el cielo.
Aquí seguí existiendo.
Era bestia dorada o desnaturalizada hermana de un espejo
todo lleno de poros que robaba mis sueños
algunos me mostraban mi infeliz pululante delirio
en rituales sonámbulos de sonrisas heridas
y otros finalmente aprendían a verme con un piano de lágrimas
de marfiles auténticos
eran pocos, muy pocos, y canté para ellos.
Ahora sobrevivo.
Me quiebro, me desnazco, me auxilio y desauxilio
me perdono y emigro.
Mi escuela fue la luz mas honda del abismo.
{O} ~ {☼} ~ {O}
Tus imagenes son excelesas y las aplaudo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.