Palabras desde mí pinceles sin custodia pentagramas siniestrados
lo verdadero marcha embebido de cielo
piernas al color de mapas descoloridos
voy de regreso a casa.
Es la noche más hermosa que recuerdo
sentada sobre los ojos de la vereda
con los zapatos crujientes la vena espesa y una carta muy antigua
grandiosa y ciega.
Soy un no desdecirme cuelgo la cara
para observarla gimiente sobre la luna
Estoy hecha de tanta fibra amada de nadie
niña de preguntarse rompo cuerpos grito en ellos
cierta escoria escupe muertos
Entro en límpido parnaso triste y vacía
desplegando árboles de crujiente enramada
tengo caballos con hombres sin nombre andan
toda pared carbónico copia las llamas
palabras, tantas palabras, mueven gotas de sangre
descansa grito avidez ya no expliques basta
Estoy regresando a casa.
Me he ido, tan lejos de la que era que el espejo se rebela. De regreso, a casa...cargada de otras vidas, otras lágrimas, otros dolores, risas que estrené, pieles que probé. Estás, estoy, estamos, como nos andamos. Volviendo a tu , a mi, a nuestros cuerpos, a nuestras almas. A nosotras me devuelves. Gracias por el sendero de hitos que señala tu verso, Lauramiga, poeta enorme y bella.
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