Pobre residencia

Todos los rumbos

diferentes

veo la palmera zigzagueando entre el tango y la condena

de las ventanas cerradas

veo tu espalda

callada

sacudiría esta pobre residencia

movería sus escombros

sus cadenas

dejaría atrás el laurel al cual le he robado tantas hojas

la espina que humedece las sonrisas

olvidaría tal vez el invierno

caería de su estante con toda la sangre derramada

vuelta río constelado

poesía en vertiente

olvidaría luego el verano de asfixia

el llanto devorador de una navidad atroz

un fin de año con hija enferma y paños helados

fuegos artificiales

mi cara escondida en la guerra de tu pecho

agonizante de sueños

temblorosa y pálida

En esta casa están aquellos pájaros que murieron enredados en los cables

todos de color indescifrable

yo miraba sus plumajes de roto gris con destellos nocivos

algo como voces de lobo rodeaban mis pobres oídos

era toda la noche la salvación del miedo

y conocí la soledad enorme como un piano olvidado en la selva

con hombres mutilados tratando de tocar en la nieve la mañana.

Fue terrible

sigue siendo terrible

yo conozco el amor oscurecido en su siembra de gemidos imposibles

y el otro que grita ferozmente

en general conozco los amores todos

algunos que enfermos enseñan mechas rasgadas

malolientes

y algunas caricias con aroma a oliva

presas de la piel de la memoria.

No bastó

la puerta

sólo quedó el cerrojo

y un fusil misterioso en el pueblo de la vida.

* * *

(Imagen: Hélio Oticica, Brasil)