Pena tengo
del follaje del tiempo
donde quedó escondida la mirada que amé
tu adolescencia de muchacho dulce
cuya piel me invitaba a besarle
la mirada en los adoquines
una ramita inocente
casi una pluma sedienta
que dibujaba en mi vientre el camino al abrazo
un Enero en algún lugar de almanaque que tal vez debería haber atesorado
pero que fue duramente pisoteado
por el agrio testimonio de la sangre
que no vuelve
reloj secreto voraz
que se llevó mi alma
entre dolientes disparos rápidos como párpados
vivos
terribles como peces en asfixia
en algún mar de arena solitario
poblado por sirenas asesinas
o sólo por una
lo que es mas grave, furioso y excedente.
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