Admito la penosa sensación en los toboganes invisibles donde
me deslizo
entonces
los pañuelos usados son insectos
la vida el verdadero refugio de un manojo de pelos o semillas
la figura de los miedos una intervención mayúscula de idiomas
que desconoceré para siempre,
Ocurre que los gatos están libres y duermen sobre sus cabezas
en celo
heridos de muerte
salpico profundamene indignada los mordiscos de sus pieles
escribo sobrenombres sobre cuadros polvorientos
la transgresión es el vértigo mas puro
el tiempo se proclama metálico y me enciende los dedos.
Es terrible que crezca y se apague la madera
ser la palabra equivocada, el hilo tenue que no puede sostener
los tigres ni borrarlos de la ropa
Me muevo en la hondura del agua, despeino la pieza
cadáveres arbitrarios hermosas caracolas
las moscas me paralizan, la naúsea implora.
Preguntan sobre jadeos de miembros en la puerta
abro
soy la página hormigonada de la siesta
Estoy ciega, me cubro de montañas
tacto desnudo para el futuro invierno
velada de felicidad notable.
Quiero
días alegres ternuras originales imposible cordura
principio del mundo
las manzanas en el puente de la noche
rodando entre relámpagos con cáscaras de fuego.
Quiero
amar los huecos de tu nombre, los filos del reloj solitario
los pasos deshabitados de tu historia.
Me separo del dolor creando veloz invernadero
palpito las estrellas de tu vida desde mi casa oculta
para ser carne trémula a destiempo.
Admito que toda incertidumbre voló en esta tarde
con sus extrañas sombras camaleónicas
liberadas de mí
sobre un espejo.
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