
No hay nada sobre tí,ni la hidalguía de la sombra.
Abro la ventana del frío, veo muros, trozos de complicidad,impaciencia de cielo perdido
veo cáscaras de ropa,músculos que arden,jibosas vestiduras de piedra
veo mejillas en el río
otros nombres,pieles de agua
todos los pájaros del mundo viajan por los espejos
el olvido es esta lluvia que grita
habitaciones que nacen en los encierros del día
luego tus pasos entre agujeros de rosales ausentes de los varios espadeos
y la prisa del silencio cuyo rumbo es otra voz.
Me alimento de ásperas insolencias
he andado a tientas conmigo
me duele esta absurda geografía ruborizada ante la mirada de las manos ocultas.
Me crecen tardes amargas con puntualidad atroz
en el instante nunca testificado
donde el mundo desparrama sus moléculas de oro
sobre el hambre de todos.
Luego la calidez
la araña definitiva
el travesaño de la idea
los esponjosos movimientos del amor que no ama
y la inundación de lo terrestre con tu pausado modo de no estar
En otra parte está el auxilio del gato
muy lejos la desventura
apenas rozo la impiedad y todo se despierta
comienza a germinar la larva incontenible
toda ella cerca del sol.
Soy vestigio de arena movediza
parto de la antigua mariposa helada
la nieve de la alegría
la inundación de las algarabías mitológicas.
Cuando cierras la puerta
cuando al fin la cierras
jirones de ladridos bastan
entonces soy feliz de esa manera en que a veces me sorprendo
contando las historias mas largas del camino
naipe emperatriz
desnuda en el definitivo colapso de la estrella
abierta para el desaseado mordisco del susurro
tan llena de mundos
peligrosamente dulce.
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