LA NOCHE EN QUE ESCONDÍAS TU ROSTRO

Ni viva,ni súbita,ni en la felicidad de una tarde

ni extendida sobre la tempestad con multitud de palabras

ni ante el estruendo de la hermosura,el gris,la madrugada

tenía toda la niebla de la noche,el frío,los espesos violáceos estremecedores desgajados dedos

los pies en la tierra oscura y la cabeza palpitante

sola en el huracán y el parto era terrible

Ni casi piel ni nunca ni por debajo sobre

ni perpendicular histérica indoblegable muy triste

hecha de polen crespo o de juegos mortales

huyendo entre huesos palpables no buscando la vida

sentada,de pié,muy terca,luz apagada o grito encendido que duele

ni mostrando todo el esqueleto sangrando desde la bruma ósea insistente

ni escribiendo los ríos que conmueven ciudades

Ya no puedo decirte que me basta la noche en que escondías el rostro

para deshacerme

y luego no como nada,ni siquiera un trozo de aire

y luego solo soy digna del desasosiego crudo y la desesperanza

y el lado que me queda ya ni siquiera es el hueco donde habitaba mi nombre

la nauseabunda realidad y andar indecisa postergando la muerte

tan torpemente

tan fugaz como las flores que marchitas ocultaron mi extrema delgadez

Mas allá del muro estoy presa y desdichada

mientras soy un borrón en cuadernos de color sofocante

y me quedan tan pocos minutos

tan pocos.....

Ni tan siquiera insisto para padecerte.

Te entrego a puñados toda la gratitud

con la ingratitud mayúscula de un saco olvidado que se muere.



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