
Quisiera ser la cabeza en la mano del amargo paredón no desmoronado
con todas las manchas de grafo de la historia
con sus pulmones abiertos de sangre muda
exhibiendo nidos mutilados en pétalos de odio.
Quisiera ser el niño en la canasta en el nunca rastro y sin retorno
la hoguera en los cinco dedos de las palabras
el tránsito cubierto de paralelas hondas
por donde huir con el vientre pálido y la máscara delgada impidiendo sonreír
convertirme en raudales de pájaros
ser montaña en ramilletes de globos dorados
ser el agua que dice
el frío que nace de los planetas embestidos por la luz
llenos de peces desorientados y corales ardientes.
Quisiera no verte,no descubrirte,no apoyarme sobre tus iniciales
no esperar de tus pies ni esos gestos ausentes
instalarme en tu vida como el desayuno inmóvil,poco sabroso pero nutrido de mí
contarte que soy una pradera herida que se extiende
un tentáculo de mordacidad dudosa
un archipiélago de ventanas circenses
ciertos malabaristas,algunos mimos desencantados,la trapecista ciega
caer desde la piedra ladrona de la especie
con algun garabato de verdad desmedida
y encontrarme conmigo al filo del vez en cuando
No lo haré.
Viviré entre garras,latiendo
entre animales oscuros
viviré entre tormentas sembrando naves
seré tan terrestre como la vena enferma y el verde sabor de la humedad
de mí brotarán relojes y escaleras
un depósito de enjambres favorables
el súbito ruido de la sal
amante de guardianes en guerra
la altiva indigesta falsa humildad
esos cuentos que todos nos hacemos por dentro de la muerte
construyéndonos a merced de la ilusión
que es aun mágica
solo eso
una maltrecha bizarra inmodesta desilusión.
LIMC
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