
Ando todavía por tu ausencia de ojos
espectro atónito en el tormento navegable de los árboles.
Ando en lo mas hondo de tu estructura en ardiente contacto
con el aire.
No te desprendes sol que nutre las preguntas equívocas
me dueles como un pretexto de papeles prometidos
en la tierra de la lluvia.
Tu oficio tiene colores de desordenados muros
eres implacable noche, oído de mármol, humo de vértebras
canción gigante, desierto en el espacio.
Te llevo por órbitas imposibles como un muerto regresado
mientras deshojo indebida mi corazón a pedazos.
Súbita de tanta sangre poblada por epitafios
caverna de lagrimones, peligroso espantapájaros.
Espeso, incierto, hasta suave
nódulo del infierno, ortiga generosa
lienzo de luna.
En la puerta cae herrumbre de levitar encantado
musgo libidinoso me has mordido el mudo saco.
Te desprendes de la boca, te descalzas de mi mano
no tengo tregua y me salvo.
En el herido trasfondo de los bosques inundados
he descubierto la piel usurera idolatrada
vamos a dejar de ser ese cansancio de piedra
Aunque te observo en el mínimo poro trenza efervescente
la fría sombra del mundo dónde todo desespera
tiene niños que nos miran periódicos de madera
nunca nadie los escribe y nosotros encendidos inmóviles
con nuestra ciudad tragaluz vagamente iluminada
esta furia tan oscura esta paz insospechada....
Yo te entregaba la vida
y tu garganta emigraba.
Llanto quieren los escombros.
Soy la tristeza oxidada de algún olvidado canto.
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