
Huir de mi cuerpo en el remotísimo rumor del viento.
Ser la nostalgia del trueno,las estatuas invernando, ir en dirección
a la corteza de las ramas límpidas como un cuervo iluminado
despaciosa mariposa
piedra que se sabe acústica espejo medioeval
sabor imperturbable desesperación inerte.
Dejar el cuerpo roto traje de payaso sudoroso en cualquier poste
o subterráneo
verlo flotar en la fábrica del cielo mojarse de su humedad sangrienta
ser pestaña río que canta multitud de voces en el mundo
la tormenta despegaría del rostro la amenaza
sobre un árbol muerto la carretera dormida.
Huir de mi cuerpo sobrevivir desde sus naves
respirar inaccesible amamantar la noche
con la fragilidad desnuda encendida de tí.
Ser yo lejos de mí
tan alta tan enorme como un hueso latiente
mar tierra bosque
el fondo de tu cuerpo
el mío en la ventana deshilachado inmóvil siendo otredad oscura
Yo vestida de mí.
Ni siquiera el vestigio de alguna ondulación
para recibir tus brazos en el oído abierto
en la llama dorada de un hechizo
entre ráfagas magnéticas
del futuro impreciso.
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