Si ha de venir el mar
con ese goteo lento de la lluvia
que al inicio me pone en la piel
un no se qué de masticar dulce melancólica risa
-porque es la paz que se trae lenta agonía-
Pero veo las espaldas heridas de los otros
En su lienzo, sólo es una mujer fantástica
una mujer fantástica que sufre
Mientras el domingo brutal con su secuencia de miedo
sudor frío fuego en venas que se rompen
para parir un mediodía
se va sosteniendo en mi vientre
se va estableciendo ávido de palabras
para escuchar estampidos
en la boca de los niños de la guerra
-de la que no estoy ausente-
aunque parezco rígida entre las nubes grises y rotas
del tiempo en que vivo
-como si viviera-
Todo un bosque de madera se voltea para verme
con tantos, tantos ojos perfumados y hostiles
Quizás piden auxilio y correría a abrazarlos
pero entonces es hora de ponerme a contar los vestidos que ya no tengo
o de poner a calentar el agua del café
o de buscar cigarros arcaicos de tristeza
o hacer alguna cosa imprecisa y correcta
o simplemente absurda
como tratar de que cada asunto tenga un lugar
y sólo se contenga de si mismo.
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De "En la piel de un relámpago"
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