Yo por ejemplo nunca estuve cerca de "ninguna parte".Ese lugar debe ser infinito.Supongo que contiene mujeres azules impalpables de azúcar rasgado, que nunca serán tocadas por nadie, estatuas de marmol inhóspito, ruido a manos que tiemblan, veloces servilletas audaces y fuentes en las esquinas musicales del frio.
Empero, confesaré que en "ninguna parte" conocí el silencio de lo oídos.
Puse en practica aquella sustanciosa manera de imaginar idiomas y me traduje muy por encima de los párpados para subirme de forma atropellada y grave sobre un corazón ajeno cuya muerte próxima me convocaba.
Eso, parecido a la piel gravemente encendida de amor hizo de mí la víctima sin custodia perfecta para el robo de exquisitos paraguas imprescindibles.
Recordaré mañanas de llovizna lenta sobre los muros, impías crisálidas, medusas histéricas,pequeños panes empapados de niebla, recursos indocumentados para aprisionar la noche.
Todo sucedió en un tren de vagones inexistentes, el primer día, la última hora y el viaje mas terrible de mi vida.
No se trataba de espadear espejos con sombras de escandalosos titiriteros, ni de andar perdiendo besos disparados de algun saco, tampoco de abrazar aquella diminuta figura cenicienta erguida sobre músculos, tan indescifrable jeroglífico gigante.
Todo sucede en "ninguna parte"
Por eso esta mañana desperté con varios nombres de dorada indiferencia.
Y no puse sobre la mesa del desayuno ni siquiera un algodón cansado con dos lágrimas.
La severidad del tormento me traduce en mórula informe que resbala por muslos endurecidos de sed.
Soy el ciego cuyos ojos miran hacia adentro de las manos y casi con indiferencia sueña eclipses de desnacida evasión planetaria cuando apenas entiende la inmensidad de su eterna otredad indivisible.
Me voy a "ninguna parte" a reconstruirme desde los escombros vagamente rojos de mi traje.
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