Este es el sitio poético de Laura Martínez Coronel.

CALLA



Si ahora no llueve sobre el aborrecible cielo de zinc que oscurece los párpados del espejo no estaré cavilante, tampoco rota, solo exageraré mi nombre.
La telaraña enmarañada cerca la trampa de las manos desnudas sobre el fuego con la piedad invencible de los huesos que sangran.
Nada debe morir.
Extraño irreverente juramento del árbol con lengua de flores blancas, los colibríes buscan el aroma y las ventanas empapadas recrean la tibieza del silencio insípido insoportable.
El sueño demora abandonando su piel a la desdicha.
Cuento gotas de ríos apagados, los senos cubiertos de plumas, el pubis sediento de enjambres y una sombra que cae puerta por dentro de la escalera cobijada por la pared en ruinas del único vientre que calla.
Calla la noche en que corrías por hoteles perdiendo el equipaje.
Calla tu sonrisa de mariposa oculta y la fuente desborda tortugas apagadas.
Calla la marea del estómago con raíces profundas de niebla y el domingo más gigante de la historia.
Pierde café la única mesa existente mientras doy puñetazos a la noche.
La infinitud imposible de las promesas me lleva a las estaciones terminales.
Voy de rodillas cerca de los cristales mientras me alcanzan botellas quebradas con vidrios de música de imanes.
Voy mutilada, quebrada desde grifos, vomitando gotas de sed con migajas rojas, encendida de otra sangre, lejos de esos lugares donde los trenes caminan sobre las laderas de un tiempo invencible, dadivoso reloj de arena de viaje,
Siempre queda el mar, los abejorros, el sonido, la siesta, una especie de margarita vagabunda que desata los vértigos de la duda con asteriscos de caballos amargos.
Pero puede que no sea tarde aún
Un fantasma con espalda ventisca muda ha venido por fin a visitarme.

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