Este es el sitio poético de Laura Martínez Coronel.

EPITAFIO



Hablo desde las habitaciones fascinantes por donde brotas
la sucia herida del cuerpo con sus maderos en el sofá
aquella que fui en la blasfemia o luego el orgasmo que empapó de sangre la piel
de las langostas quebradas
aquella que nunca fui y a la que tú continuas poniendo nombres oscuros jibosos
cuadriláteros musgos espejismos nunca líquido proteina imprescindible
solamente nombres como golpes en el vidrio de las copas que gimen
demasiado dolor para andar por el mundo
demasiado dolor
simplemente
todo
Ahora huelo otra piel ella me llama entonces enciende los vagones
aisla el frio es agua de océano que puede estar al borde de la pulpa con toda la mueca
para que a mi paso se encienda la luz que con su mirada toca para que desde las ventanas
escapen los murciélagos con las voces aquellas teclados violines arpegios claves todo
el ama las señales verdaderas de la paciencia no lleva sus hijos para adornar mesas
no hace de la ausencia mortal una presencia falsa
después de mediodía las arterias escuchan el sosiego de los halcones
voces de muertos apenas los signos de mi cabeza el vértigo del hallazgo
podrías devolverme el no amor, el epitafio?
me invade la extrema lucidez del asfalto táctil la madera grita el vientre suda la sepultura
de ojos que caminan por el fuego
ay,mordía el pecho de amplios pezones el siempre dice que puedo ir por la madeja
la vid desterrada, he comido uvas del parral que cayó en aquel patio, recuerdas?
el parral que como tantas cosas dejaste caer con todos los ruidos del amor sobre las piedras
recordarte ahora yo puedo recordarme y el dolor es el duelo de las mariposas estallando
todo siempre inevitable
una ráfaga corría para pedir el perdón que no obtendrás jamás
yo no te conozco
te parí la ciudad secreta sobre el césped
luego deja la carne abrirse en los relámpagos del mundo
la pálida magia se desnuda para que entiendas cuantos peces arden
pero dame el plumón de la realidad aparente
el azufre peregrino que abre las puertas del odio
la llave del candado la vigilia encantada del huracán
marcho me partes tú sabes que marcho
invento oídos en el corazón y grito
péndulos en cautiverio gente hambrienta durmiendo en el frío
hoy
palmera talada, agria soledad de las frutas
belleza profunda ciudad del olvido criaturas en posición fetal
me das el no amor?
ya es hora de tejer la telaraña hipnótica subirme al bus marcharme
epitafio para esta pequeñísima ignorada tumba
solo las iniciales de tu nombre solo el perdón del útero
el desamparo de las alas el ombligo arisco la suciedad bendita
para separarme de tu vida para volver mi rostro al fondo de mi médula temblando
un último instante en la hora desierta una cópula nauseosa siniestrada entreabre sus labios
himen entre espasmos
el aeropuerto está ciego de gente
Vamos.

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