PARÉNTESIS

Quien hubiera dicho que sin alcohol estaba la trampa
enjugaría los trapecios desollados de mis lágrimas
haría nudos de sangre arterias putrefactas
soplaría
el viento de la mujer que duerme en la calle desnuda, solitaria
perderse en el museo que visitara la sombra líquida, jadeante
un paréntesis absorto, puntos suspensivos, absurdos engranajes
el tormento del hombre que corre en el desierto con aroma a pena interminable
lo miro,
dime amor, tengo fe, duerme ahora
voy a estar a la izquierda de la noche
en las ásperas astillas flexibles se mece un órgano vital imprescindible
y la muerte me mira con su pena insondable
como un pan tardío en los ojos del hambre.