Ojos húmedos y grises a espera de pájaros planetarios
hijos escurridizos de la sombra.
Pies que hacen gemir la loza y a veces
parece que se escucha cierta música vaga
emergente de los túneles dónde se engendra la vida.
Los mendigos navegan y se acercan, aún durmiendo
con sus largas sombras elásticas
a cualquier transeúnte descuidado
a una adolescente atiborrada de fatiga y soledad.
Estatua de la noche, luna de fuego
una especie de viento del desquicio despeina tu melena
sangrienta.
Escapo por detrás de mis zapatos.
Suaves pestañas cómo plumas de pájaro voraz.
Ríes
loca y grave
nunca incubarás el hijo cuyos ojos no nacidos
me miraban.
Siento el dolor de la madera del mueble
que ya no emite los sonidos de tu música
y me detengo a olvidar lo que no se puede tratar de olvidar
girando sobre mis pies desnudos
muy cerca de la cueva
de los antropófagos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Rogamos identificarse con nombre y apellido. De lo contrario, se eliminará el mensaje.