
No sé si tu sabes del cruce de los pájaros
en el vértigo azul de la raíz dolorosa de las lágrimas
Arde la soledad
el miedo me envenena
la carne encendida del vientre navega
para parir la piel del tiempo
entre membranas de horas desgarradas.
Hay algo profundamente deshecho en el plumaje feroz
e incontrolable
Camino con las manos amputadas
emerjo desde mí entre bocanadas de plumas
El mundo descose su imposible zurcido
Sólo le queda la posible luz de criaturas laceradas
y la calle infinita
y el temor de nacer.
* * *
(Imagen: José Gurvich, Uruguay)
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