Este es el sitio poético de Laura Martínez Coronel.

SECUENCIAS


La noche era un testigo alado de las luces



todo vivo después de mi vientre, las sonrisas varias, también las lágrimas



el hormigueo no homogéneo, la luna tragándose las honduras del viento



la cerradura en los peldaños abierta como una boca móvil



lo sorpresivo de no ser invierno como en cada diciembre



el significado de las bocanadas relámpago y los ruidos de tonalidades infinitas



Así, entre pinceles de gozo y chocolate vainilla se fue uno de los años



más terribles, con mi hermana perdida en el centro del fuego



envíando unas líneas de cumplir tradiciones a las que por suerte le faltaban



varios textos



con agujeros e hilachas zigzagueantes en el tímpano



yo borraba sus números y sus palabras soeces





La princesa del espacio me miraba toda vestida de rosas.



Sus ojos orientales cortaron mi jadeo y las piernas apoyadas



en las piezas dispersas del dominó de madera me trajeron de regreso



ayer noche, casi entera.





No habría explicación y el hambre era muy poca



fui una porción nómade de postre y una guerrera del silencio.



Sé que hay muertos que reptan sin acuno



contricantes reglamentados



de inventos de la insuerte



sé que hay gente tan viva, necesaria



y otros denigrantes caballeros de la mueca



repartiendo hostias agrias desde el piso



con vacaciones de sí, con significado que reprende



el vacío altamente ofensivo de sus esporas sebáceas



y me duelen.





A medianoche miré el reloj de arena pequeño en su cajita de cristal



la mariposa que una de mis niñas me regalara una semana antes



fui unos diez minutos la sonámbula sobresaltada



y subí una escalera apagando toda luz.





A medianoche



sonreí totalmente, fui música.



Vi correr por una calle una niña próxima



que agitaba su corazón inaugurando el almanaque.





Esta mañana sostenida por letras de bronce



ví la lluvia cien años ser el sol



la palmera esperaba con los trinos



la agujas del reloj de ayer susurraban difuntas.



Es la certidumbre de adioses qué regresan



son anaranjados tibios laberintos



las hojas de mis ojos



las huellas de los barcos,los papeles azules de mayo



impresos tal lagartos extensos con muchedumbre de amigos



simplemente cantando.





Simplemente nacidos desde la oscuridad uterina que antecede



a la concreción mas grata de los sueños.

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