Este es el sitio poético de Laura Martínez Coronel.

LOS ÁRBOLES INASIBLES


No existe otra imagen que un trozo de frente garabateando sombra

piernas pulpa de ardiente muchedumbre hoscas mármol sangriento


la magnolia del sueño


la breve hora detenida en su primer cuchillo de muerte



He profanado la tierra 


chispa monosílabica de horror resplandeciente


hay una lámpara oscura de lenguaje sucesivo perdida en un corredor


la espalda de su lengua y el tren que deshabita las metáforas


la mujer cae a mi costado, el olor del azufre, los días sucesivos


las manos me cuentan el cangrejo de la madre


bebo la placenta oscura de la noche



bebo el jardín incestuoso los párpados la madeja que fluctúa


soy el martirio que no ha de reposar


la roja escritura de un otoño envuelto con granito herido


soy aquella combustión del himno de las moscas en una siesta imposible


un chubasco de musgo en la esfera del maíz


el movimiento infinito de la luz naufragando


ella es matriz y se incendia


ella ha de venir por tí


como cada grieta y sus astros giratorios



el solsticio en un patio invisible duerme el destierro del mundo


hoy voy a brotar como un pan de miel y su candidez de bestia silenciosa


en la resurrección del círculo ha de gritar la entraña de la música


todo lo que olvido me separa lentamente de la claridad insoportable


en el otoño las luciérnagas sonámbulas, las criptas, los mutilados del amor 


los árboles inasibles donde escribo y me detengo


calles con animales sonámbulos e inquietos


el vacío de muchos pájaros entregados a la hiedra en vorágine de trinos


corro por los pensamientos que ya no pueden pertenecer a la madera mística


son míos


dudo



hay un lápiz de pena inmaculada


una fracción de vida que se inclina


la aburrida filosofía de todos los comienzos


nunca sabré como desleer el sueño


si he de volver una mujer intacta en su imposible beatitud respirará escandalizada sobre las frutas



construyo jaulas con rapidez ósea


soy la artesana custodia de los nombres


la nada de barcos innumerables


el todo de la muerte desplomándose


en el profundo silencio vegetal de una conciencia cruel, condenatoria


la arquitectura de la cueva es un incendio latiente



Aún vivo en ella


con una claridad de vidrio transparente cuya grave crisálida condena


sin un gesto


sin rostro


ante la demolición absurda de un desasosiego nómade


cuyas claves conjuro amordazado desdibuja


sutil como un torbellino de sol innumerable

1 comentario:

  1. Metáforas inasibles
    Adjetivos innumerables
    Trasiego por la nada

    Buen poema, gracias

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